Esta “enfermedad” se ha extendido a otras zonas del cuerpo: la pierna. Yo que siempre creí tener un aparente control, hoy me encuentro al mirar la pierna derecha la ansiedad hasta ahora reflejada solo en el brazo. Ahora me siento sola y con miedo de mi misma, es cómo si todo hubiera vuelto a empezar, miedo a no saber frenar y que al final yo no sea más que cicatrices y marcas que me definan como persona.
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